miércoles, 23 de junio de 2010

FIN.

-¡Mamá! ¡Mamá!- unas manos pequeñas zarandeaban mi brazo, eran exactamente cuatro manos.
-¿Qué pasa?- me revolví soñolienta.
-Mamá, está sonando el teléfono...-una voz tenue, fina y suave me susurraba al oído. Era la voz de una niña pequeña.
-Paula... Silencio. Papá está durmiendo.- comentó Isaac aún dormido y un poco enfadado.
-¡PAPÁ! Levántate, hay teléfono.- la voz de un niño se quejó.
-Se dice suena el teléfono, Isma...- refunfuñó Isaac.
Mamá, papá, Paula, Isma. Abrí los ojos de golpe y pegué un salto en la cama.
Justo encima de la coqueta color verde y negro, un gran marco destacaba con la foto de mi supuesta boda.
El vestido ya lo había visto antes, mi padre me lo había comprado en aquella enorme tienda. Mi vestido perfecto. Un gran moño con unos cuantos tirabuzones colgando de la parte de atrás decoraban mi cabeza. El maquillaje simple pero precioso, a tono con mi piel.
A mi lado, un hombre más perfecto que yo. Traje negro y corbata fina, también negra. Camisa blanca e impoluta. El pelo peinado hacia arriba en forma de pincho.




continuara

No hay comentarios:

Publicar un comentario