sábado, 31 de julio de 2010

Siempre como desde aquellos tres años tan nuestros.

Cuando naces la vida no te da donde escoger. Tu deber es aprender lo que las personas que te acogen en sus vidas te enseñan.
La forma de caminar que te dicten será de aquella en la que caminarás el resto de tu vida; tal y como te enseñen a hablar te comunicarás y conocerás a los demás... Y así con todo, a pesar de haber cosas que se corrijan.
Cuando te relacionas por primera vez fuera de tu casa normalmente tan si quiera sabes dar dos pasos sin caer de culo pero te sabes comunicar a tu manera y así conoces a gente.
Luego llegan las primeras palabras y sí eres consciente de lo que quieres o te gusta y sabes como llamar la atención pero descubres una nueva forma: gritar lo primero que te enseñan (¡pipi!, ¡mamá!, ¡PAPÁÁÁ)Y te sigues relacionando a tu manera.
Pero creces un poco más y en el colegio todo es distinto. Por desgracia las modas y los grupitos siempre han existido y por normativa los padres son culpables de ello.
Recuerdo que tu eras la diferente todos los cursos porqué yo iba con el grupito líder siempre pero rozamos la ideal edad de los seis años, ahí crecí y dejé atrás a muchas personas de aquel estúpido grupo de que me rodeaba. Dejé de verte como rara y comencé a verte como lista.
Al ir en la otra clase nunca hubo una relación muy firme a pesar de saber mucho la una de la otra. Gracias a nuestras madres nos acercábamos un poco más.
A la terrible edad de los 11 años más o menos nos conocimos mucho mejor. Tu sueño era ser de mi clase y como no te aceptamos encantados entre los amigos.
Aún recuerdos aquel verano...Solo eramos como mucho cinco pero fue uno de los mejores de mi vida. Bajamos muy temprano para estar en casa a la hora con Diego, Adrián, Ginés, David...Lo pasábamos en grande siendo pequeños granujas.
Y míranos, hermana, unos años después aquí estamos. En la misma clase, compartiendo TODO (tanto secretos como la vida misma), siendo hermanas e intentando cumplir los sueños compartidos y también divididos pero juntas.
Puede que te lo haya dicho pocas veces y en momentos dispersados pero me gustaría decírtelo en serio una vez más (serio...Tú ya me entiendes) GRACIAS.
Se que es una simple palabra pero te lo digo de todo corazón.
Sabes cuanto te quiero Carolina Castiñeira y creo que es suficiente para saber que si nos tenemos que pegar lo haremos, si nos enfadamos nos gritaremos sin miedo, si nos reímos será recordando viejas anécdotas, si lloramos que mejor que el el hombro ajeno entre las dos, si hay que hacer las tontas quien mejor que nosotras y si hay que escribir... ¡Qué sea de Kate y Evangeline! Que tenemos el libro abandonado...
Y que pasen los años, hermana, pero que tu sigas en cada uno de ellos.
Eres única.

No hay comentarios:

Publicar un comentario